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Cine, Matemáticas y cartón pintado

Cine, Matemáticas y cartón pintado


Los personajes estelares,
los secundarios,
los protagonistas con aliento a menta fresca
y el director de la película
curado de espanto.
La luz del acomodador bien enfocada,
el vestuario suntuoso,
una escenografía erótica de cartón pintado.
¿Cómo siguió la vida del tipo ese,
amigo de los amigos
a quien le dio el ataque de epilepsia en Barcelona?
(La memoria es infiel con el celuloide).
Es fácil estudiar los teoremas con hipótesis,
toda curva elíptica no es sino una forma modular
enmascarada;
tesis y demostración,
síntesis y antítesis
opuestas por el vértice
pierden su originalidad
cuando las explica el profesor de matemáticas
y el resultado es pan comido.
Conjeturas,
¿ecuaciones modulares y elípticas?
pero la vida no sigue el guion
aunque el productor se irrite
o enfatice la pesquisa
y la tardanza cueste una abrumadora fortuna
de dudoso origen,
y la repetida cara de un actor
estrella
firme más cheques que autógrafos
en la alfombra roja.
De chica tenía la manía de adelantarme
a responder a los enunciados
de Arquímedes y Tales de Mileto,
-tales eran mis extrañas aficiones-,
antes de escuchar las explicaciones oficiales
de la cátedra,
y me atormentaba la imposibilidad de Fermat
-que se hizo milagrosamente posible,
mal que les pese a muchos-:
Lo único posible es lo imposible.
Mejor, todavía,
fue detectar con antelación
quien era el asesino
en los cuentos de Doyle,
engarzando especulaciones y aventuras.
En el cine
me aburría mucho en la silla
que presentía mi inexistente
temor a la oscuridad.
Somos muchos los que estamos locos por el arte
y no nos resignamos a olvidar
el álbum de figuritas.
Bueh... también hay personas
que nunca en su vida apreciaron
la belleza de la geometría,
de los números imaginarios con verdades irresolutas,
ni del más elemental de los modos de factoreo.
Encienden una linterna
y se dejan llevar por manifiestos
árabes o las tropelías
de la China comunista
revolcándose ante una pantalla ajena
y sanseacabó.

©Lucía Folino

Un café en la tertulia de Lucía Folino

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