Amantes
Se demoró en la orilla de su amante
al ritmo de los alerces
mecidos por el vendaval interno
de un vino dulce.
Intensamente la enfundó en su pecho.
La cubrió de un rumor sin comentarios,
acariciando el aura con sus yemas,
el cielo entre las manos.
La plegaria
inscripta en una piel,
fue su refugio,
satisfecha y saciada su vehemencia
bromeó,
juzgó a las olas,
se deshizo en diagonal al sol,
entre las sábanas;
su voz era el templete del consuelo.
Fue en el día anterior a que olvidara
el nombre de la flor de la lujuria.
(el mismo amor, la misma lluvia...)
al ritmo de los alerces
mecidos por el vendaval interno
de un vino dulce.
Intensamente la enfundó en su pecho.
La cubrió de un rumor sin comentarios,
acariciando el aura con sus yemas,
el cielo entre las manos.
La plegaria
inscripta en una piel,
fue su refugio,
satisfecha y saciada su vehemencia
bromeó,
juzgó a las olas,
se deshizo en diagonal al sol,
entre las sábanas;
su voz era el templete del consuelo.
Fue en el día anterior a que olvidara
el nombre de la flor de la lujuria.